Mis primeros recuerdos son todos recuerdos sueltos…(continuación)

El abuelo Alfonso murió en Guantánamo el año 1954, poco tiempo después la abuela Milagros cerro su casa (donde yo vivía con ellos) y se fue a vivir, por temporadas, con sus hijos (tio Alfonso en Nueva York, tia Flor en Chicago y tia Chiqui en la Base Naval de Guantánamo). Yo me quedé viviendo con tía Chiqui en la Base, aunque me pusieron interno en el Colegio De La Salle en Santiago de Cuba (iba y venía).

El curso ’54 -’55 fue un curso muy agitado en Cuba. Las protestas populares por las elecciones fraudulentas del 54, el fracaso del “Dialogo Cívico”, la liberación y posterior exilio de Fidel en el 55 y el montón de sabotajes y atentados contra el gobierno de Batista asustaron a la abuela Milagros que desde lejos veía aun peor las cosas y decidió que era tiempo que regresara con mi familia… y la familia más cercana, era papá que estaba en Venezuela. Llegue a mediados de septiembre del 55… me faltaba un mes para cumplir 15 años.

El aeropuerto de Maiquetía me dio la sensación que llegaba a una ciudad de provincia…

A Pepe, que lo recordaba flaco y largo, lo encontré fuerte y alto. Me explicó que papá le había puesto una dieta que consistía en un batido de malta con huevo… que se tomaba no se cuantas al día y que eso le había hecho engordar.

El apartamento donde vivían en el edificio Ferrenquin, en la esquina de Ferrenquin en la Candelaria, tenía tres habitaciones y parecía más un taller que una vivienda. En la entrada estaba la máquina de plastificar, que papá había modificado para quintuplicar su capacidad y que utilizaban (papá y Pepe) para plastificar los carnets de estudiantes y de clubes que los contrataban… hacían todo… desde el diseño del carnet con gráficos incluidos, la creación del los clichés y planchas para imprimirlos, supervisaban la impresión, tomaban las fotos para los carnets y los plastificaban (antes que existieran las cedulas plastificadas). En aquella época eran los únicos que plastificaban en Venezuela.

Que yo sepa, en Venezuela, papá fue el primero que trató el plástico en forma industrial. “Plastificó” la fachada el recién inaugurado cine Junín en el Silencio y muchas otras cosas más… pero pienso que papá no era buen negociante. No sabía regatear, era poco flexible, no era nada corrupto (dar comisiones y cosas de esas), le parecía que lo suyo valía mucho más que lo que ofrecían y el dinero que le pedían por cualquier cosa le parecía exagerado… en fin, pienso que si hubiese sido buen negociante hubiese “hecho las Américas” rápidamente, pues tenía ideas geniales y ordinariamente estaba muy bien informado en todo lo que se metía. Él apostaba más por el “golpe” definitivo… algo así como una idea que fuese un éxito mundial y le hiciese millonario en poco tiempo. Tuvo muchas ideas muy buenas que las desarrollaba sobre planos y a veces hasta se construía modelos de prueba… pero, a mi entender, no las sabía vender.

Se metió en negocios con otras personas pero por alguna razón no funcionaron. Con el Mayor Ochoa (gran amigo suyo), padre de Haydée Ochoa (de la Congregación Mariana junto con Pepe y que fue novia de Ramón Baez) y del que fue Ministro de Defensa con CAP Fernando Ochoa Antich. Tuvieron una idea genial… embasar el agua de un manantial (el de Quenepe) y vender botellones a las empresas… era un negocio que en ese entonces no existía en Venezuela… y por alguna razón a ellos no les funcionó.

También hizo negocios con un Sr. Belisario Behrens (no cual ni la índole del negocio) pero no funcionó y este señor se lo achacó a papá… y como era perezgimenista tuvo fuerza para hacer que la Seguridad Nacional (Policía política de Pérez Jiménez) lo fuese a buscar a casa y lo metieran preso. Estuvo varios días preso y lo soltaron por gestiones realizadas por el P. Velaz. Hoy todavía recuerdo, y me invade una pena que casi me hace llorar, cuando llegó a casa y nos quedamos solos… lloraba de rabia, de impotencia y sobre todo porque no se explica el “por qué”. Contaba que había hecho un amigo en la cárcel, se trataba de un negro con el que le encerraron con la intención, según le contó el mismo negro, que abusara de él… “Pero no se preocupe señor, yo quiero ser su amigo…”

Pepe estaba siempre súper ocupado entre la universidad, la congregación mariana, el trabajo (que era mucho) y los amigos y amigas (que también eran muchos), lo que me dio la oportunidad de tener, durante casi dos años, una relación casi exclusiva e intensa con papá que me hicieron adquirir criterios que me han ayudado mucho a vivir…  (sigue)