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IQS 1963 - Termobalanza Staton.
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ENTREVISTA A LUIS ALBERTO GARCÍA-RAMOS PATIÑO (IQS PROM. 1965)
“Me
encanta la parte lúdica de la ciencia”
HA HECHO DE SU
PASIÓN SU TRABAJO Y CONFIESA QUE, AUNQUE ESTÁ EN LA ETAPA DE EMPEZAR A
PENSAR EN LA JUBILACIÓN, LE QUEDA “CUERDA” PARA RATO. Y ES QUE LUIS
ALBERTO GARCÍA-RAMOS PATIÑO ES UN ENAMORADO DE LA CIENCIA, Y
CONCRETAMENTE DE LA QUÍMICA Y LA INFORMÁTICA. POR ESTE MOTIVO, CON TAN
SOLO 17 AÑOS DECIDIÓ ABANDONAR EL PAÍS DONDE NACIÓ Y VIVIÓ, VENEZUELA, E
INSTALARSE EN BARCELONA PARA INICIAR SU FORMACIÓN EN LA INDUSTRIA
QUÍMICA EN EL IQS.
Rodeado de miles de aparatos
electrónicos ideados por él mismo y de montañas de papeles que contienen
proyectos pasados y futuros, nos espera el Sr. Luis Alberto García-Ramos
en su taller The Lagrange Group, el espacio en el que ha pasado los
últimos 20 años de su vida desarrollando ideas y artefactos electrónicos
que faciliten el día a día de las personas.
¿CUÁNDO SE DIO CUENTA DE SU PASIÓN POR
LA QUÍMICA?
Desde bien pequeño tenía interés por la
química y siempre tuve claro que me quería dedicar a este sector. No
obstante, aterricé en el IQS de casualidad, pues soy de Venezuela.
¿Y QUÉ LE HIZO DECANTARSE POR ESTUDIAR
EN UNA UNIVERSIDAD A MILES DE KILÓMETROS DE SU PAÍS?
Mi padre era catedrático de la Universidad Católica "Andrés Bello" (UCAB) de Caracas (Venezuela) y conocía a muchas personas del ámbito
universitario y la gran mayoría le recomendaron el IQS, por ser uno de
los centros de formación en Química de más prestigio del momento. Así
que en el año 1960 me embarqué rumbo a España y me matriculé en el IQS,
donde inicié mis estudios de química. El primer día que llegué recuerdo
que ya quería volver a Venezuela, pues empezaba a hacer frío en España,
una temperatura que yo desconocía totalmente. Además, ¡las matemáticas
eran muy complicadas! y recuerdo que llegaba después de una etapa de
grandes huelgas estudiantiles en Venezuela y no habíamos profundizado mucho en el
temario de las matemáticas…No obstante, como animales de costumbres que
somos, acabé por acostumbrarme a mi nuevo hábitat.
“Para hacer la primera
programación de los semáforos de Barcelona montamos una especie de
sensores por toda la ciudad”
¿QUÉ RECUERDOS CONSERVA DE SU ÉPOCA
UNIVERSITARIA?
Para mí el IQS fue un lugar donde,
aparte de estudiar y formarme en Química, aprendí a pensar de un modo
muy crítico, y eso dictó bastante el resto de mi vida. Recuerdo, además,
cómo gracias al padre Montagut –el gran precursor del primer Centro de
Cálculo que tuvo el IQS– tuve la gran oportunidad de hacer investigación
sin haberme licenciado. Me sentí como un pequeño príncipe en su reino.
También en aquella época entró la corriente de la informática y el
profesor Martí Vergés, de la Escuela de Ingenieros Industriales, nos dio
a mí y a mi compañero de curso Joan Straub la oportunidad de empezar a
tocar los primeros ordenadores, entonces llamados “cerebros
electrónicos”. Además de estos y muchos otros recuerdos, del IQS también
conservo grandes amigos con los que sigo teniendo una gran relación
laboral y personal.
DURANTE MUCHOS AÑOS TAMBIÉN LE UNIÓ AL IQS SU ACTIVIDAD DOCENTE.
Sí. En el año 1966 empecé dando clases
como ayudante de laboratorio y después otras asignaturas de diversos
cursos, hasta que en el año 1985 decidí dejar la docencia. El IQS fué el
primer centro universitario en España que incluyó en su plan de estudios
asignaturas de Métodos Numéricos, Técnicas Digitales basadas en sistemas
informáticos y, posteriormente, Programación Digital basada en lenguajes
veteranos como Algol, PL/I y el famoso Fortran. En el resto de centros
universitarios se fueron introduciendo años después, incluso hasta 10
años después. Por otro lado, tuve la oportunidad de asistir (junto con
nuestro compañero del IQS Francesc Rafart) a la creación del primer
Centro de Cálculo, uno de los pioneros en universidades españolas. El
IQS siempre me dio una gran libertad de acción, me dio la aventura de la
ciencia y de allí me fui derivando a otras cosas. Empecé a trabajar para
empresas, también para ESADE cerca de 20 años... pero cuando cumplí los
40 años pensé que ya había cumplido con mi vocación de dar servicio a
los estudiantes y a las empresas. Por este motivo, dejé la docencia y me
vine donde a día de hoy sigo, a mi taller.
(Sigue)
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